Las biotoxinas marinas son sustancias tóxicas acumuladas en los organismos marinos, principalmente por ingestión de fitoplancton, es decir, algas microscópicas capaces de producir dichas toxinas.
Moluscos bivalvos como las almejas, los mejillones y, ocasionalmente, las vieiras y las ostras, con origen tanto en la pesca como en el marisqueo o la acuicultura, son susceptibles de acumular biotoxinas y de ser consumidos por el ser humano.
Los episodios tóxicos constituyen un problema de salud pública y se producen como consecuencia del incremento de la población de alguna de estas algas tóxicas en las aguas marinas, de tal manera que se origine una acumulación de biotoxinas en los moluscos
En este grupo de moluscos se han descrito las intoxicaciones paralizante (PSP), diarreica (DSP), neurotóxica (NSP) y amnésica (ASP). Todas las toxinas son de naturaleza no proteica y extremadamente estables. Así, el cocinado, ahumado, secado o salado no las destruye, y tampoco puede determinarse por el aspecto del producto si el alimento es o no tóxico.
El síndrome de la intoxicación diarreica (DSP) ligada a la presencia de biotoxinas se describió por primera vez en Japón en 1978.
En España, en 1981 se declararon 5.000 casos asociados a esta intoxicación.